Por Florencia Smiths
(Gracias por bailar conmigo que tengo el cuerpo horrible, como un mapa físico de Chile
Pablo ParedesEl final de la fiesta)
Gracias por haber venido a San Antonio...!
por haber estado en la Escuela 1 y en el Espacio Cultural, por haberse dado el tiempo para observar este experimento del arribismo chilensis (según escribiera nuestra querida Eli), y darse cuenta que es desde aquí donde nos situamos, aquí desde donde escribimos, reclamamos, trabajamos, cantamos, pintamos, decimos, hacemos y somos, amamos y pensamos, lamentamos y volvemos a lo mismo, como casi todo el mundo, tratando de construir nuestra propia escena, sin copiarle a los modelos santiaguinos, sin sentirnos parte de ningún movimiento menos cánon, sin buscar referentes de afuera, pero sintiéndonos siempre fuera, aquí, al margen, aparte, habitando los bordes y dispersándonos para encontrarnos por ahí de repente, sin ambiciones de convertirnos en otra cosa, sin ganas de querer borrar ni siquiera lo malo de este terruño, cargando con una memoria tan herida como valiente, tan ninguneada como precaria y por eso auténtica, sin consideraciones de ningún gobierno, cuidando nuestras ruinas del verdadero fracaso que significa demoler y demolernos ahí con la historia, sino sobreviviendo al cemento, a que nos tapen la vista del mar y el mar, a que nos agoten el alimento y luego se larguen, a que construyan pesqueras en la más bella rivera y luego las abandonen hasta la oxidación, a que laven su dinero en nuestras costas, a que nos dividan con su pobreza de expectativas y nos hagan creer que somos los menos, a que nos borren los murales como si fueran propaganda, a que nos agredan y fomenten la envidia entre nosotros, a que nos separen con sus burócratas decisiones, a que decidan qué es la cultura en paredes de oficinas llenas de hongos, a que paguen millones por eso, y hagan a los más pobres creer que disfrazarse de mujer en una gran murga es un divertimento, a que no nos inviten a vender nuestros libros a lugares públicos que les pertenecen a todos, a que esperen con ansia el desalojo para sentirse pronto en su empequeñecida guerra (la que no dieron, la que no tuvieron), y seguimos aqui, a pesar de todo, sobreviviendo a la depresión del trabajo mal pagado, a que nos instalen un centro y nos hagan creer que es un patrimonio, a que nos manden a estudiar carreras universitarias a cualquier parte y nos hagan irnos, y nos obliguen con sus modelos a buscar el profesionalismo en otras ciudades, a que los de afuera nos pregunten ¿y uds. los de allá, qué hacen en invierno? ¿dónde se puede ir a tomar algo? ¿hay algún café con biblioteca cerca? ¿y venden cerveza importada por ahí?, sobreviviendo a los despidos en favor de las mafias vengativas, que no se dan cuenta que mientras se despejan el camino nos hacen un favor, porque nos apartan de su mediocridad, y nosotros que siempre hemos vivido aparte, sobrevivimos al desastre, esperamos tranquilamente el derrumbe, el tachado de sus nombres por sus propios colegas, las puertas que se cierran por un vientecito que viene no se sabe de dónde, y sin embargo, aquí estamos, publicando libros que hablan de nuestra obra, componiendo melodías que sobrepasarán fronteras, caminando las mismas veredas hasta que nos vuelen el pavimento, hasta que se sigan hundiendo los puentes, hasta que los pisos del casino se sigan elevando hasta el absurdo, hasta que los mordiscos de la cesantía y los créditos nos saquen un buen pedazo de carne, hasta que nos falte todo, hasta que nos juzguen y ridiculicen por todos los medios e incluso nos caricaturicen en un comercial de VTR), hasta que nos quieran seguir manteniendo adormecidos con lo que se consume desde los cerros, con su mercado negro más tecnologizado que nunca, comprando esas revistas de falso chauvinismo, erigiendo aparentes escuelas de arte que negocian con unos supuestos jóvenes en riesgo social (inexistentes), cuando lo único que está en riesgo es su propio dinero y su propia vida social, entregando diplomas de juguete, quitándonos el saludo de la muerte, creyendo que nos afectan con sus gestos pueriles, creyendo que nos importan sus pataletas de arrogantes suicidas.
Gracias por bailar con nosotros (bonitos no somos)Gracias por habernos incitado a escucharnos atentamente
a sabernos a aprendernos nuestros nombres
a saber dónde vivimos
por si queremos volver un día cualquiera y conversar para recordarnos que solos no estamos y que no hemos sido tan grandes en reconocernos por la diferencia
en eso estamos por ahí nos vemos
Amigos poetas de ningún centro mas de todos los ningunos territorios con destino dueño y nombre
tierra
no más
m a r
y
t i e r r a
0 comentarios:
Publicar un comentario