lunes, 23 de marzo de 2009

(ante la corrupción y la burrocracia, generando cultura independiente) crónica de la ultima lectura descentralizadora en el puerto de San Antonio

Siempre he creído que las ciudades, sus absurdos y aciertos arquitectónicos, sus progresos y retrocesos, la violencia o armonía de su urbanización, funcionan como textos, como metáforas perfectas de su tiempo. La ciudad puerto de San Antonio, se nos ofreció el fin de semana recién pasado, durante las lecturas de Descentralización Poética, como un libro abierto donde leer la historia reciente de Chile, el abandono, la violencia y el quiebre. Un mapa perfecto donde las huellas del neoliberalismo y su pretensión de progreso sumado a la mediocridad de una clase política dispuesta a venderse y vender los bienes públicos a muy bajo precio, hicieron de esta ciudad un paisaje lleno de contradicciones.
San Antonio pasó de ser en los 90 un puerto olvidado pero que supo mantener el bucolismo de un pueblo pequeño de pescadores, rodeado de balnearios digamos mas (o menos) aristocráticos, a ser ahora un experimento del arribismo.
Al llegar lo primero que nos hacen notar los amigos que nos reciben, encabezados por la poeta Florencia Smiths quién fue parte importantísima de la producción de descentralización San Antonio, es la desaparición de los pequeños restaurantes de la rivera costera, los que fueron arrasados por una impresionante mole de cemento donde se está construyendo un faraónico casino. Lo primero que uno se pregunta es a qué mente perversa se le puede ocurrir construir un casino en una ciudad con altísmos índices de pobreza, que en algún momento incluso (hace muy poco) llego a ser la mas pobre del país. Imagino entonces que la construcción del casino está pensada en virtud de la ruta de los cruceros, un turismo altamente volátil y contaminante pero de grandes ganancias para empresarios y por supuesto para autoridades.
En un rápido paseo por la costanera alguien comenta que el progreso fue para la ciudad como una gran penetración, yo agrego que sin vaselina y por el ano. Todos reímos por la comparación que no deja de ser acertada.
Durante el desayuno en la casa de la poeta Florencia Smith y Marcelo Mellado, escritor radicado hace varios años ya en el puerto, una amiga de ambos, activista, nos comenta la dura lucha que llevan un grupo de gente del mas diverso origen para frenar la depredación de la costa central. Me dice consternada que hasta los viejos marinos, hombres históricamente de derechas, están levantando la voz ante el saqueo del paisaje. Nos dice que ella pertenece a una generación de descolgados de la concertación, “Yo y mucha gente somos la generación del pene “Para Esto No Era”. Nos reímos de la desgracia y quedamos en colaborar en redes de información.
No obstante el territorio minado que se nos aparece y como ocurre en todo lugar sitiado, nos encontramos en San Antonio con un emergente y bullente escena artística bien under, compuesta de poderosas bandas punk, de hip hop, varios grupos de poesía de gran calibre como la gente de buceo táctico quienes compartieron con nosotros en las dos lecturas, centros culturales autogestados, radios comunitarias clandestinas con altísimas audiencias y excelente programación y por supuesto ocupaciones que resisten la invasión y convierten edificios desmantelados, llenos de basura en centros culturales que luego tienen que pelear a dentelladas, con abogados y todo de por medio, a los grandes conglomeraros que ven en el lugar ya limpio un gran negocio.

Este último es el caso de la Escuela numero 1, una ex escuela pública construida en los tiempos en que en Chile la educación era un derecho y no un negocio y que fuera dejada en abandono luego del terremoto del año 85 que tuvo como epicentro justamente al puerto de San Antonio. Ocurrió entonces que el edificio, una sólida y gran estructura de concreto, sufrió trizaduras que el entonces gobierno militar no quiso reparar, dando de baja una de las instituciones educaciones mas importantes de la zona y preparando de esta manera el terreno para el monopolio educacional privado que años mas tarde la concertación se preocuparía de consolidar.
Desde entonces la escuela pública, donde estudiara una gran parte de la sociedad san antonina así como también gente de los pueblos del litoral, se convirtió en basural y como diría algún diputado de la derecha, en foco de delincuencia, drogadicción, alcoholismo y conductas licenciosas. Hasta que un francés loco junto a una compañía de teatro callejero se embargaron hace apenas 6 meses mas o menos en la titánica tarea de limpiar el lugar y habitarlo para hacer de él su casa y un movido centro cultural.
Luego de sacar 14 camiones de basura hasta el tope, los chicos del grupo de teatro comenzaron a vivir en la escuela con los rigores y durezas que eso implica, sin luz, sin agua, sin alcantarillas, porque todo, absolutamente todo fue saqueado durante dos décadas de olvido, expuestos a la brisa marina, al frío y la humedad, pero sobre todo expuestos al apetito del conglomerado que edifica el casino, quienes vieron en la vieja escuela un lugar ideal para edificar ahí el estacionamiento del armatoste.
Sin embargo, pese al apetito y las hinchadas billeteras de los tiburones, los chicos lograron agarrarse de una cláusula legal que dicta que un edificio público que fuera destinado a educación no puede cambiar de rubro. Pero la pelea aun no esta del todo ganada. Nadie sabe que va a pasar exactamente en los meses venideros, cuando la presión del dinero se agudice con el casino ya funcionando y devorando espacios públicos. Por el momento la escuela numero 1 es un epicentro cultural, con talleres, lecturas, tocatas, eso si, adentro nada de alcohol. No hay que darles excusas para el desalojo.
El Yeko Aguilera, es nuestro anfitrión y productor asociado en la escuela. Poeta san antonino de alto vuelo y voltaje, a quien he tenido el gusto de apadrinar y luego publicar en las ediciones rabiosamente independientes, nos hace una visita guiada por la escuela y nos cuenta parte de toda esta historia.
Al día siguiente es el encargado de llevarnos a la radio galáctica, una frecuencia clandestina y comunitaria donde tiene un programa de poesía y música. Nos cuenta que la radio lleva casi 5 años en el aire lo que es todo un logro y que hasta tienen pequeños auspiciadotes locales, una florería y algo asi como un taller mecánico. En la radio probamos ciertas delicias locales y leímos y nos reímos como si estuviéramos bajo la influencia de algún alucinógeno y pudimos programar nuestros temas y lo pasamos del uno. Cabe destacar los pie de micrófono que tenían los chicos y que eran unas lindas damajuanas recicladas.
Otro espacio con mucha actividad y donde sería la lectura del día sábado, es el espacio cultural. Igualmente autogestado, el espacio corresponde al primer piso de la casa del Nino Velasco, ingeniero sanantonino (aunque eso ya es Llolleo creo) que decidió dedicarse al difícil trabajo de la gestión cultural independiente. Menos combativo pero igualmente productivo, el espacio tiene actividades toda la semana y especialmente los fines de semana, desde jazz, música clásica, hasta electrónica pasando lógico por las lecturas de poesía, las que congregan a no poco público.
Al igual que la escuela, el espacio esta lejos de ser un lugar precario para las bandas y cualquiera que se plantee la posibilidad de mostrar ahí su trabajo. Hay un data, su buen sonido, luces y gente dispuesta a manejar toda esa infla.
Durante la segunda lectura que ahora sí, estuvo bien regada, resultó todo lindo, grandes momentos, sorpresas, conjunción de astros y de gente talentosa. Lo único no mas es que los poetas debimos comprar nuestros vituperios, lo que (valga la redundancia) vino a engrosar la lista de gastos (también autogestados) que se acumulan sin piedad en la cuenta del artista independiente. Pero bueno, entendemos el esfuerzo en mantener un lugar así sin hacer de la cultura un negocio redondo. De todas maneras y para la próxima, paso el aviso que no somos exigentes, con una chuica de bigoteado quedamos re contentos y bien recibidos (!!!)
Del espacio salieron grandes proyectos, como en toda noche de conversaciones ebrias, ojalá se cumplan todos, aunque algunos como el disco con las chicas de la Fusa lo veo bien improbable porque no me acuerdo que mierda improvisamos.
Y es que así es la vanguardia, mas si es autogestada.
Al día siguiente como podrán imaginar la resaca taladraba nuestras combativas cabezas así que nos fuimos a lo que queda de caleta a comer mariscos, obvio, ¡Qué mas íbamos a hacer! en una ciudad puerto donde venden porciones de exquisito ceviche hasta por 1000 pesos. Yo tuve oportunidad de estar face to face con mi amigo Lobo López, un obeso lobo marino muy sociable que estuvo gran parte de la mañana posando para mi cámara en el roquerío que rodea los puestos de comida. Lobo tenia un aliento digamos de los mas bajos fondos oceánicos y una dentadura en peor estado que la mía. El fabuloso animal, un macho adulto, del tamaño de un león africano, lucía en su piel severas marcas y cicatrices aun abiertas de sus luchas territoriales por el derecho a aparearse. De alguna manera Lobo López, también era una metáfora viviente pero ya no de la ciudad sino de nuestra condición biológica.
De la caleta, al restaurante, de ahí a la playa, a mojar las patitas entre botellas plásticas y otras basuras que al parecer a la gente del casino no le importa limpiar ni si quiera por snobismo. Y de ahí al terminal a tomar el bus de vuelta a Santi asco donde nos espera un poco mas de lo mismo, contaminación y progreso pero también resistencia, autonomía y sobre todo buena poesía.

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